La maestra y la vice le
explicaron a la dire lo que sucedía. O al menos lo que ellas creían que sucedía.
- ¿Es eso verdad? – me
preguntó cuando ya sabía (o creía saber) todo.
¡Claro que no era verdad!
Pero, ¿cómo demostrarlo?
- E me pedió a engua – la
dire se enojaba, la vice se ponía roja, ahora sí estaba bien frito.
Y así estaban las cosas…
Todas juntas me empezaron a gritar cosas sin escuchar al resto y yo seguía
calladito, calladito. Según entendí me perdí todos los recreos que quedaban de
la semana (menos mal que era miércoles, y ya habían pasado todos los recreos) y
tenía que explicar todo o me perdía los del resto del año y que iban a charlar
con mis padres y que tenía que aprender a respetar a las demás personas y un
montón de cosas más que ya ni me acuerdo.
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