Ahora tengo
veintiún años cumplidos y en el mundial Alemania 2006 que se terminó hace dos
semanas, defendí la camiseta de la selección argentina de fútbol con gran
dedicación.
En realidad, hasta la final, no había pisado cancha mundialista. Defendía la
camiseta desde el banco de suplentes.
Así, desde afuera, vi como mis compañeros ganaban fácil la primera ronda,
ganaban en octavos, sufrían en cuartos y casi quedamos eliminados en semis,
contra Inglaterra.
Faltaban veinte minutos para que empiece la final.
Yo estaba ahí haciendo los ejercicios de precalentamiento aunque sabía que no
iba a entrar ni veinte segundos.
Igual seguía calladito.
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