Nunca en la vida
experimenté ni creo que vaya a experimentar algo parecido. Me temblaban las
piernas, me costaba respirar.
Cuando entré a la cancha escuchaba como los argentinos gritaban a coro mi
apellido. Pero muy de fondo. Porque escuchar ya no era importante.
Pasaron unos cuantos minutos sin que sucediera nada. Luego, en el minuto
cuarenta y cuatro del primer tiempo, recibo un pase afuera del área y cuando
estoy entrando a ésta me tocan desde atrás y me dejan tirado. Penal y roja
directa al que me hizo el foul.
Mientras escuchaba gritos provenientes de la tribuna insultando al fulero, el
capitán me dijo que el penal lo patee yo.
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